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Desde Aleph
¿Qué aterrizar de la “Misión de Sabios”?
Carlos-Enrique Ruiz
La ciencia es desde la Grecia Clásica una incesante búsqueda de conocimiento, para la comprensión de lo existente y de lo por existir, con la observación y la experimentación, en desarrollo de la razón y del pensamiento. De allí se derivan las denominaciones, no siempre aceptadas, de “ciencia teórica” y “ciencia aplicada”.
Desde tiempos inmemoriales ha habido misiones de personalidades calificadas en diversos campos que se han ocupado de indagar sobre situaciones de nuestro país y hacer las recomendaciones más pertinentes para mejoramiento en las condiciones de vida, pero en general quedaron en el tintero. En la “Misión de Sabios” de comienzos de los 90, ideada por Rodolfo Llinás y decidida con entusiasmo por el presidente Gaviria, se tuvieron jugosos volúmenes con estudios y propuestas, pero los gobiernos que siguieron no tuvieron el mismo entusiasmo y todo aquello quedó en las estanterías de la burocracia. En el 2019 se conformó una nueva Misión con sabios nacionales e internacionales, y en tiempo récord produjeron los informes con las apuestas de avances y cambios. Son ocho o 10 volúmenes, configurados por temas centrales y en el primero de ellos que fue presentado al Presidente de la República, se enunciaron 65 “principales propuestas”, con mirada estratégica al futuro, arropada en la esperanza que el Estado, con los sucesivos gobiernos, pueda adoptarlas, algunas con urgencia y otras con desarrollos en gradualidad.
La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, por iniciativa de su presidente, Prof. Dr. Enrique Forero, se propuso organizar ocho grupos de trabajo, concordantes con los “focos” de la Misión, para tratar de identificar en concreto las propuestas y aterrizarlas en las posibilidades de ser adoptadas como política, en pruebas piloto o en su pronta implantación por los mecanismos legales que correspondan. El volumen 1 comienza con la “Proclama”, el llamado general para conmover a la sociedad y a los gobiernos sobre la oportunidad de hacer cambios con nuevos rumbos hacia mejores opciones de sociedad, en términos de alcanzar mayor bienestar, con ejes de economía sostenible y la Educación en rango preponderante. Se trata de conseguir la configuración de un país sin hambre ni 2 violencia, con espíritu de convivencia y solidaridad, con las condiciones básicas de subsistencia resueltas, sin discriminaciones de raza, credo e ideología, donde los niños puedan estudiar, crear, soñar, experimentar, con alegría. Con un gran reto: la atención integral de todos los niños hasta los 5 años.
Se propone que la educación de los niños y jóvenes debe tener fortalezas en formación integral, con elementos de labores, arte, con motivación por las ciencias, despertando o avivando la curiosidad, y el desarrollo de la personalidad en su carácter e independencia para tomar decisiones con elementos fundamentales de juicio. En la educación media fortalecer las modalidades clásica y técnica, con acento también en el acceso a los desarrollos tecnológicos. Se propone que las regiones dediquen el 25% de las regalías a la educación, con énfasis en la primera infancia.
La Misión delineo cinco grandes objetivos, que llamó “misiones”, de metas ambiciosas: Conocimientos sobre el agua y el cambio climático; conocimiento de la diversidad biológica y cultural; compromiso de adoptar nuevo modelo económico y productivo, en términos de sostenibilidad y competitividad; crecimiento económico acompañado de equidad e inclusión, con acento en la ciencia y la creatividad, y por último, movilizar a Colombia por el conocimiento y el trabajo.
Entre las metas por alcanzar que proponen está que en el 2030 toda la población tenga acceso al agua potable y el debido conocimiento en prevención por eventos extremos. Asimismo, que en el 2045 todos los jóvenes de 18 años hayan tenido atención integral entre los 0 y 5 años, y educación media diversificada o de doble titulación.
Como para conseguir una educación de calidad deberán tenerse docentes de calidad, la Misión propone crear el que llama “Instituto Superior de Investigación en Educación y Alta Formación de Maestros (ISIE)”, nombre un tanto descriptivo que
de concretarse deberá ser más breve, con similitud a la “Escuela Normal Superior” (1936-1951) creada por Alfonso López-Pumarejo, donde se formaron los primeros científicos sociales y buen número de docentes preparados en ciencias básicas. El Instituto que se propone deberá tener articulación con las regiones e instructores nacionales y extranjeros de muy alta formación en ciencia, humanismo, en lo pedagógico y de capacidad motivadora.
La tarea para Colombia es monumental que, de asumirse, deberá conducirnos a cambios fundamentales en términos del desarrollo humano, quizá hacia un “nuevo
país”.
[“La Patria”, domingo 11.X.2020; p. 17]
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